Asociación de Amigos de los Espacios Históricos de Abánades

Asociación de Amigos de los Espacios Históricos de Abánades - Museo Histórico, C/ Puente de las Eras, Nº 5, 19432 Abánades (Guadalajara) España.

sábado, 29 de julio de 2017

El sitio de La Enebrá - Segunda Parte

Decapando la paridera
Por los datos arqueológicos sabemos que los republicanos atacaron la Enebrá haciendo una pinza desde el este y el oeste, después de una fuerte preparación artillera. Al replegarse desde la primera línea, los franquistas establecieron un perímetro defensivo con puestos de tirador en torno a la paridera. El empuje republicano, no obstante, obligó a abandonar el perímetro y a buscar refugio en la paridera. En esta primera fase de los combates sabemos que perdieron la vida varios de los defensores, pues han aparecido restos humanos -pertenecientes al menos a tres soldados- junto a los puestos de tirador.

Dentro de la paridera los soldados se defendieron con un mortero de 81 mm y fusiles máuser alemanes. Los republicanos, al ver que no podían rendir fácilmente la posición sin sufrir fuertes bajas, pidieron apoyo artillero y de tanques. Han aparecido varias espoletas del tanque ruso T-26 en torno a la paridera, pero fue probablemente la artillería la que puso fin al sitio. Al menos un impacto directo en el interior del edificio volatilizó a dos soldados e hirió gravemente a otros tres.

Cuando los republicanos llegaron al corral se encontraron a dos de los defensores moribundos. Sea por venganza o por compasión, les dispararon en el pecho con una pistola. Posteriormente los enterraron en la propia paridera, con todo su equipo (cartucheras, munición, uniformes). Aunque no ha sido posiblemente recuperar la identidad de los soldados, si sabemos que uno de ellos al menos era un falangista de Valladolid, porque llevaba una chapa de afiliación política. También sabemos que todos los muertos eran muy jóvenes, de entorno a veinte años.

Además de los restos humanos y las trazas del combate en la Enebrá han aparecido también otros objetos que nos hablan de los que allí lucharon y murieron: un cepillo de dientes, una medalla de Pío XI, monedas, una estrella del uniforme republicano, unos gemelos... En la exposición se pueden contemplar algunos de los artefactos recuperados durante los trabajos arqueológicos.

Restos de algunos de los combatientes

Textos de Alfredo González Ruibal para la exposición del mismo nombre.
Fotografías cortesía del CSIC - Incipit.

El sitio de La Enebrá - Primera Parte

La cerrada de La Enebrá Socarrá
Arqueología de la Batalla Olvidada: el sitio de la Enebrá

Entre el 31 de marzo y el 16 de abril de 1938 se desarrolló entre Abánades y Sotodosos una ofensiva republicana que tenía como objetivos aliviar la presión franquista en el frente de Aragón y cortar la carretera entre Madrid y Barcelona. Aunque los republicanos consiguieron avanzar varios kilómetros, el ataque acabó fracasando por la resistencia de los sublevados. La posterior contraofensiva franquista devolvió las posiciones prácticamente a sus posiciones originales. La operación se quedó en una mera rectificación del frente con pequeñas ganancias para los republicanos a costa de grandes bajas humanas y materiales.

La ofensiva involucró a decenas de miles de soldados, tanques y aviones. Sin embargo, por su carácter poco decisivo en la historia general de la Guerra Civil, ha pasado desapercibida para historiadores y público en general. De ahí que la denominemos la Batalla Olvidada.

Entre el año 2010 y el año 2014 un grupo de arqueólogos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas llevó a cabo prospecciones y excavaciones para reconstruir la batalla utilizando los restos materiales que quedaron del enfrentamiento.

Las investigaciones arqueológicas han permitido descubrir cosas muy interesantes sobre la vida cotidiana de los soldados, la forma en que se desarrollaron los combates y sobre los propios caídos en la lucha. Entre otras cosas los arqueólogos pudieron reconstruir una batalla olvidada dentro de la Batalla Olvidada: se trata del sitio de la Enebrá Socarrá.

Este episodio tuvo lugar al comienzo de la ofensiva, durante los días 1 y 2 de abril. Ante el avance republicano los franquistas abandonaron las trincheras de primera línea en Abánades y se replegaron hacia las parideras situadas en una zona más elevada. Una de estas parideras era la de la Enebrá.

Paridera vista desde el oeste
Textos de Alfredo González Ruibal para la exposición con el mismo nombre.
Fotografías cortesía del CSIC - Incipit.

sábado, 22 de julio de 2017

Recordando "La Batalla Olvidada"

Fotografía de Ismael Gallego Puchol
La lucha por las tierras altas

En 1938 la Guerra Civil Española entra en su segundo año, que va a suponer el punto de inflexión por la supremacía entre los dos bandos enfrentados. Tras una serie de reveses militares que han mermado los recursos y la moral de las armas republicanas, a principios de marzo el Ejército Nacional inicia una amplia ofensiva en Aragón con la intención de alcanzar el Mediterráneo y cortar en dos el territorio de la República. Pero el Ejército Popular dista de estar derrotado, tenaz y sufrido trata de salir de las cuerdas resistiendo sobre el terreno y con maniobras de flanco para contrarrestar el esfuerzo principal del enemigo. Así a finales de marzo el Mando Supremo del Ejército de Tierra dispone que el IV Cuerpo del Ejército del Centro, dirigido por el Mayor de Milicias Cipriano Mera, actúe ofensivamente en Guadalajara a fin de aliviar la presión sobre el Ejército del Este. El plan de operaciones contempla atacar en dirección a Alcolea del Pinar y Sigüenza, tratando de profundizar hacia Ariza para cortar las comunicaciones con Molina de Aragón, algo que si sale bien comprometerá muy seriamente todo el frente alcarreño-aragonés para los nacionales. En la última semana de marzo se concentra en el Alto Tajuña la agrupación de maniobra que llevara a cabo la ofensiva, con las divisiones 5, 6 y 14 del Ejército Popular. Mientas la 5ª División ataca la Cabeza de Puente de Abánades, corresponde a la 14 romper el dispositivo enemigo del extremo oriental de la maniobra, a lo largo de los 15 Km comprendidos entre la Ermita de Sta. Catalina y el río Ablanquejo. Será un hueso duro de roer para las 70 y 98 Brigadas Mixtas (en adelante BM), encargadas de tomar las alturas que los nacionales han fortificado en torno a Sotodosos y Riba de Saelices. Al otro lado del frente la 75 División que manda el General Los Arcos tiene dispuestas sus reservas y también lo están las de la vecina 74 División, los nacionales han sido prevenidos por su servicio de inteligencia de la inminencia del ataque republicano, pero no de la magnitud del mismo, ni la determinación con va a llevarse a cabo. 

La ofensiva no comienza con demasiado buen pié en el sector oriental. La infiltración nocturna que había planificado el Estado Mayor Central no es posible ante unas defensas enemigas mucho más compactas que las descritas por los informes de inteligencia y la operación no comenzará hasta las 7:00 horas, perdido ya el factor sorpresa. Así, mientras la 98 BM ocupa Ribarredonda y consigue avances limitados sobre sus objetivos, firmemente defendidos por el 2º Batallón de Simancas, la 70 BM sufre un duro varapalo ante sólidos fortines protegidos por tres líneas de alambradas, con un estudiado plan de fuegos. El 20 Batallón de San Quintín nº 25 y el 183 de la Victoria nº 28 baten implacablemente con armas automáticas toda posibles vía de infiltración. Los nacionales mueven de inmediato sus reservas más próximas y el sector es reforzado con la Bandera de Falange Orense, a la que no tardan en unirse los Batallones 267 de Cazadores de San Fernando nº 2  y 2º de Milán nº 32. La compañía de tanques que debía apoyar el avance sobre las posiciones de Puntal del Abejar y Mocasilla “se despista” dejando a la infantería republicana sin más recursos para romper las alambradas que su propio coraje, al que no va a la zaga el de los defensores. Pese al derroche de valor de los atacantes y al eficaz fuego de su artillería, los reiterados asaltos se estrellan una y otra vez contra las fortificaciones. Para la 70 BM la jornada concluye sin haber alcanzado ningún objetivo y con un 15% de bajas, entras las que se cuentan numerosos mandos, como el mayor del 278 Batallón, abatido cortando con sus propias manos las alambradas al frente de sus hombres.

Mejor van las cosas en el sector occidental. Pese a que la operación ha comenzado a las 15:00, demorada 12 horas por una reorganización del orden de despliegue, se progresa rápidamente. A las 16:00 h la 2ª BM conquista Cerro Blanco y Vértice Cerro y una hora más tarde Cerro Rojo. La pérdida de estas alturas sobre Abánades complica mucho a los Nacionales la defensa del resto de posiciones al otro lado del río, donde el I Batallón de Gerona nº 18 se pega al terreno como puede. 

La mañana del 1 de abril se toma la cota 1.118 al sur de Abánades y fuerzas de la 39 BM combaten por las posiciones de Lastras y El Rondal. A última hora de la tarde la 2ª BM se hace con Lastras y, ya noche cerrada, con El Rondal. La Cabeza de Puente de Abánades ha caído y la 5ª División republicana entra en el pueblo. En el sector oriental también la nueva jornada es más propicia para el Ejército Popular y mientras la vapuleada 70 BM se lame las heridas, a las 14:00 la 98 BM ha conquistado los vértices “Calabazas”, “Millán” y “Montecillo” así como otras cotas estratégicas en torno a los mismos.

En Abánades el 268 Bon. de Cazadores de San Fernando nº 2, que acude desde Renales, se sitúa en el “Castillo” aún no ocupado por los republicanos, pasando a ser la posición nacional más avanzada en el sector. Sobre este punto se apuntala una línea de resistencia enlazando las posiciones que aún conservan sobre el Tajuña, mientras se acometen los primeros contraataques el 2 de abril. Ese mismo día la 70 BM vuelve a la carga sobre el Puntal del Abejar. Tras un intenso duelo artillero y pese al renuente apoyo de los tanques –el oficial de carros alega haberse quedado sin municiones y es amenazado con ser pasado por las armas si no acompañan a la infantería- se consigue romper las alambradas y tomar uno por uno los fortines del Puntal del Abejar, que a las 11:30 está ya en manos republicanas mientras el ataque prosigue hacia la Molatilla, tomándose a las 19:30 la cota 1.206.

El día 3 a las 19:00 se toma el vértice Molatilla, que es rebasado y el día 4 los esfuerzos se concentran sobre la Mocasilla, pero la 2ª BM no consigue enlazar con el flanco izquierdo de la 70, y no se puede completar el envolvimiento del último baluarte de los Nacionales en las tierras altas. También el apoyo de los tanques, que siguen consumiendo demasiado rápidamente sus municiones, vuelve a ser deficiente, hasta el punto que el comisario del 280 Batallón ejecuta de un tiro al teniente de carros en mitad del combate por “cobardía ante el enemigo”. Para colmo, la aviación nacional irrumpe paralizando las operaciones, pese a lo cual los republicanos ocupan a mediodía los fortines de las cotas bajas. El día 5, tras una preparación artillera y con un apoyo más resuelto de los tanques, el 280 Batallón se infiltra por la retaguardia de la Mocasilla y toma el fortín principal de la vertiente este, aunque los nacionales retienen los bastiones del vértice.

En el sector de Abánades igualmente han sido tres días de durísimos combates. La 66 BM de la 6ª División refuerza a la 2ª y la 39, revitalizando el avance hacia Cortes de Tajuña y Luzaga, que progresa varios kilómetros. El 20 Batallón de San Quintín nº 25, el 267 de Cazadores de San Fernando nº 2 y el 266 de Cazadores del Serrallo nº 6 se clavan al terreno y son envueltos sufriendo graves pérdidas. El mando de la Agrupación de Divisiones de Soria se las ve y desea para que una ruptura en profundidad de los republicanos no conduzca al desmoronamiento general del frente, pero el Ejército Popular ya ha llevado a cabo su esfuerzo máximo. El desgaste, las elevadas bajas y la falta de reservas paralizan la progresión y el 6 de abril las fuerzas republicanas pasan tácticamente a la defensiva, fortificando febrilmente sus posiciones y relevando a las unidades más castigadas. Así la 138 BM -que guarnecía inicialmente el sector de Abánades- sustituye a las exhaustas 2ª y 39, mientras en el sector oriental la 28 y 75 BM  toman el lugar de la 98 y la 70 BM, esta última con un 50 de bajas.

Los nacionales también han consumido sus reservas divisionarias, pero reciben abundantes refuerzos. Al Alto Tajuña han ido llegando unidades de choque de otros frentes, a la 152 División Marroquí del General Rada, incorporada ya desde los primeros momentos se van sumando la 2ª Brigada de la 61 División de Navarra del General Muñoz Grandes, al mando del Tte. Col Esparza, traslada a toda prisa  desde el Cinca y la Brigada Pueyo de la 18 División, integrada por fogueadas tropas africanas procedentes de la Ciudad Universitaria. Los nacionales disponen ahora de superioridad de medios y el día 7 pasan al contraataque en el sector de Abánades, donde la lucha será especialmente dura en Vértice Cerro, férreamente por el 550 Batallón de la 138 BM ante la I Bandera del Tercio, el 3er Bon de Arapiles nº 7 y el 3er Tabor de Alhucemas GFRI nº 5. También en el sector oriental los nacionales están decididos a arrebatar a los republicanos los valiosísimos observatorios conquistados en las tierras altas y el 16 de abril lanzarán una contraofensiva con cinco batallones y abundante apoyo artillero y aéreo sobre las posiciones que defiende la 28 BM. Los Nacionales recuperarán las posiciones de Mocasilla, Molatilla y cota 1.206, pero no el Puntal del Abejar, donde el 109 Batallón cumple a rajatabla la orden de defender la posición “sin idea de repliegue y hasta el sacrificio” manteniendo la posición en manos republicanas hasta el final de la guerra.

Finalmente el 18 de abril el frente se estabiliza en un trazado más algo convexo hacia el norte, la magra ganancia de los republicanos tras casi tres semanas de combates. La “Batalla Olvidada” había terminado tan súbitamente como empezó, pasando a ser una de las operaciones más eclipsadas de la historia de la Guerra Civil pese a la magnitud de los combates y fuerzas implicadas -prácticamente un cuerpo de ejército contra otro– y las más de 7.000 bajas sufridas entre ambos bandos.

Fotografía de Ismael Gallego Puchol