Asociación de Amigos de los Espacios Históricos de Abánades

Asociación de Amigos de los Espacios Históricos de Abánades - Museo Histórico, C/ Puente de las Eras, Nº 5, 19432 Abánades (Guadalajara) España.

lunes, 2 de mayo de 2016

Castillo

Fotografía de Jorge Fernández Bricio

¿Dónde están tus torres? ¿Dónde tus almenas?

Te yergues sobre nuestras cabezas, solemne, impertérrito, firme, seguro pero no majestuoso, pues eres como los hombres de estas tierras que tú acogiste en tus entrañas: noble, sencillo, magnánimo…

¿Quién sería el que te bautizó con este nombre? No hay nada que atestigüe que fuiste castillo roquero y menos, palaciego. ¿Sería un hombre fútil, banal, pretencioso…? O por el contrario, ¿sería un hombre práctico que vio en ti cobijo, seguridad, apoyo y roca firme donde excavar su morada?

Tu cara al poniente, agreste, carcomida, parece mostrar al visitante la ferocidad del perro guardián; mientras que tu cara al levante, de laderas empinadas, sosegada, espléndida, tranquila… Alguien pensó: “este es un buen sitio para asentarme” y roturando tus fuertes rocas con un trabajo ingente solapado en tus raíces, Castillo, no sin resistencia por tu parte. Los acogiste y ahora sus casas y tus rocas se confunden siendo el pueblo parte tuya. Este matrimonio entre paisaje e historia, por medio de la vida de tus moradores, llevó a alzar el edificio más significativo del pueblo, en un lugar privilegiado que tú, Castillo, le tenías reservado.

Majestuosa se alza la iglesia en la parte más alta del pueblo, dando a las dos vertientes. Tú, testigo mudo que viste construir una iglesia románica en sitio tan empinado trasgrediendo toda la lógica de la época. Más bien por su esbeltez parece tener espíritu renacentista. Viste pasar sobre tus lomos muchas luchas fratricidas donde el tiempo todo lo cura a su manera.

A diferencia de tu hermana pequeña, la Muela, y tu hermano mayor, el Rondal, fuiste el lugar preferido de juegos y travesuras juveniles. Y hoy eres visita obligada de aquellos a los que invitamos. Casi adquieres el símbolo de monte sagrado.

Una vez más, naturaleza e historia se funden, como vemos en todas partes, elementos comunes al ser humano que busca dar respuestas a las preguntas de la filosofía.

 Antonio Gutiérrez Layna

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