Asociación de Amigos de los Espacios Históricos de Abánades

Asociación de Amigos de los Espacios Históricos de Abánades - Museo Histórico, C/ Puente de las Eras, Nº 5, 19432 Abánades (Guadalajara) España.

sábado, 10 de enero de 2015

La casa del Martín - Segunda parte

Vista general de la casa del Martín
Tenemos documentado que el Ejército Popular tenía información precisa de que en las grandes casas del pueblo se hospedaba la oficialidad franquista y, cuando comenzó la ofensiva republicana de marzo de 1938, varias granadas de artillería pesada impactaron directamente sobre dichas viviendas. El desconcierto de las primeras horas de "La Batalla Olvidada" también provocó que la aviación nacional bombardeara a sus propias tropas en Abánades al igual que ocurrió en Torrecuadrada de los Valles. Fue entonces cuando un gran proyectil impactó contra la casa de Martín entre las dos ventanas de la primera planta y, atravesando dos de los muros, fue a alojarse en una estancia interior sin detonar. El muro, silencioso, conserva las cicatrices, aunque hoy estén ocultas bajo el impoluto calado de la fachada y el reformado interior. Debido a la huida desordenada y apresurada de los mandos, allí quedaron los planos y demás objetos abandonados como la preciosa caja de caudales que conserva Martín en su trastero y que podéis ver junto a estas letras.

Caja de caudales del primer batallón del regimiento de Gerona nº18
Hoy podemos apreciar sobre el muro situado frente a la casa una pequeña colección de artefactos y recuerdos de la Guerra Civil Española que Martín ha recopilado a lo largo de los años y conserva con mimo, aunque hace poco tiempo, desgraciadamente, dicha colección se ha visto mermada debido al paso por el lugar y la acción de algún "amigo de lo ajeno.

Granada de mortero Valero de 81 mm. adaptada para transportar propaganda
Martín Salmerón también es el artífice, después de ocupar el cargo de regidor del consistorio abanadiense durante ocho años, de que hoy podamos disfrutar de cinco magníficas piezas ubicadas en lo alto del frontón. Se trata de una gran bomba de aviación alemana que, escoltada por otras granadas de artillería pesada de dos calibres distintos, presiden desafiantes la parte más elevada de la estructura a modo de pináculos.

Una de las granadas de mano Ferrobellum que decoran la entrada de la casa

Para finalizar quiero agradecer la colaboración, la predisposición y la invitación de los hermanos Salmerón de Mingo, Concepción y Domingo Martín, para moverme por su casa como si fuera la mía propia y la aportación documental indispensable de Julián Dueñas Méndez para llevar a feliz término este breve artículo.
Concepción y Domingo Martín Salmerón de Mingo en la puerta de su casa

Fotografías y texto: Ismael Gallego Puchol

La casa del Martín - Primera parte

Vistas desde el interior del salón de la casa del Martín
Es una de las caprichosas casonas de Abánades que ha sobrevivido milagrosamente hasta nuestros días con dignidad estética e histórica y que mantiene en su interior la estructura y la distribución original de las estancias de antaño. Suelos de azulejo hidráulico pintado a mano, escaleras de madera, poca altura entre suelo y techo para conservar el calor del hogar, una antiquísima, práctica y económica despensa excavada en la roca, mobiliario de finales del siglo XIX y principios del siglo XX, al igual que todo tipo de marcos, cuadros, recuerdos y ornamentos combinados con elementos contemporáneos, es lo que más llama la atención del curioso y emocionado visitante.

Vista exterior de la ventana del desván donde se instaló el observatorio
En julio de 1937 el primer batallón del regimiento de Gerona nº18 establece su puesto de compañía en Abánades y, desde ese mismo instante, la casa de Martín se transforma en el puesto de mando donde se instala una centralita telefónica con 8 líneas. En la primera planta, en la habitación más amplia e iluminada, se reúnen oficiales y suboficiales e improvisan una gran mesa de la casa como mesa de operaciones: planos, documentos, teléfono, sellos, tinteros e informes sustituyen temporalmente a la rústica decoración familiar. A modo de curiosidad, comentar que esta mesa todavía se conserva en otra casa, la de Buenaventura Salmerón. En la segunda planta, en el desván, frente a una ventana con unas vistas privilegiadas se instala un observatorio, diversos instrumentos ópticos de largo alcance delataban constantemente los movimientos de las tropas del Ejército Popular posicionadas en el Alto del Molino.

El salón de la casa donde se instaló el centro de operaciones
Aunque los oficiales de mayor rango se hospedaban en la casa de Juanita, la más grande del pueblo según nos cuenta Primitiva Díaz, varios oficiales y suboficiales, entre ellos el brigada Antonio Crespo Estévez, convivían con la familia en la casa. Fue en esta misma casa donde el 6 de noviembre de 1937 fue interrogado un teniente republicano evadido, se trataba de Anselmo Delgado Garro. El porte, la altura, una chaqueta de cuero y unos guantes de cabritillo fue lo que más llamo la atención de la familia Salmerón ante tan inesperada visita. También nos comenta Martín que la familia llegó a tener muy buena relación con uno de los asistentes que trabajaban en la casa y del que solo recuerdan el nombre, Agapito. Cordial, afable, educado, "buen mozo" que incluso llegó a establecer lazos afectivos con una chica del pueblo.

Vistas desde el interior de la ventana-observatorio. Al fondo el Alto del Molino, donde tenían sus posiciones las tropas republicanas.