Asociación de Amigos de los Espacios Históricos de Abánades

Asociación de Amigos de los Espacios Históricos de Abánades - Museo Histórico, C/ Puente de las Eras, Nº 5, 19432 Abánades (Guadalajara) España.

viernes, 28 de junio de 2013

En recuerdo de todos II

Fotografía de Javier Marquerie.
Bajo paraguas e impermeables los presenten hacen fotos y más fotos a los soldados que siguen presentando armas indiferentes a la llovizna. Hay algo sobrecogedor que invita a saltar en el tiempo, a imaginarse nuestros padres, abuelos y bisabuelos arrastrados por el horror del conflicto. Conmueve pensar que ellos vestirían parecidos uniformes raídos, portarían las mismas armas y enarbolarían las mismas banderas enfrentadas, que hoy se inclinan una frente a otra en señal de reconocimiento y respeto. También formarían empapados bajo la lluvia, hambrientos, exhaustos de fatiga y sueño, más o menos resignados a las penurias y lo luctuoso de la guerra, con la mirada ausente en el recuerdo del hogar lejano al que muchos nunca volverían.

Fotografía de Javier Marquerie.
Todos saben que estos soldados no son de verdad, sino recreadores de diez asociaciones procedentes de toda España que han participado en la reconstrucción de los combates en el vecino Cerro de la Muela. Hace poco más de una hora la 70 Brigada Mixta del Ejército Popular asaltaba las posiciones fortificadas que en las alturas defendían los soldados de la 75 División del Ejército Nacional. Muchas, muchísimas bajas para los dos bandos, que aunque simuladas impresionan, sobre todo si los disparos, las explosiones y el humo se parecen tanto a los reales. La impresión no debe haber sido del todo mala, casi todo el público asiste al acto y se queda a compartir paella, sin dejar de hacer fotos y preguntas a “las tropas”.  

Fotografía de Javier Marquerie.
Puede que no falte quien contemple a los soldados que presentan armas bajo la lluvia con indiferencia, incluso con menosprecio. Habrá quien vea un “paripé” entre  lo bufo y lo folclórico, la trivialización chabacana de una tragedia histórica colectiva reducida a espectáculo para turistas. Una charada que difumina las responsabilidades del conflicto en una equidistancia oportunista y acomodaticia entre vencedores y vencidos, como si no hubiera habido buenos y malos, héroes y villanos, víctimas y verdugos…. La “Batalla Olvidada” viene flanqueando por igual las certezas morales de los aduaneros de la memoria selectiva y las añagazas de los sepultureros de la historia incómoda. Se trata de afrontar con ecuanimidad y rigor todos los acontecimientos sean complacientes o no a las afinidades de bando, acentuando el perfil humano de los combatientes y civiles que sufrieron aquella guerra incivil. Es un posicionamiento que obliga a coger un pasado escabroso por los cuernos, mirarlo a los ojos y asumirlo hacia el futuro. No es fácil, ni del agrado de quienes optan por enrocarse en lecturas maniqueas de la contienda desde una pretendida posesión de la verdad de los hechos, pero no parece afectar a quienes asisten al acto.

Por eso, precisamente por eso, la placa reza “en recuerdo de todos”.

La llovizna se rompe en un cálido aplauso cuando, a la orden de descansar armas, nacionales y republicanos descienden al unísono sus fusiles en perfecta sincronía y se funden en un abrazo fraternal tras romper filas. 

Texto de Miguel Ortego Agustín

Fotografía de Sergio González Ayllón.

En recuerdo de todos I

Don Ángel Mínguez Peco, alcalde de Abánades, descubriendo la placa conmemorativa.
Fotografía de Jorge Fernández Bricio.


La llovizna no termina de dejar en paz una mañana que por húmeda y destemplada no se creería a dos semanas del verano. La meteorología adversa ha disuadido a muchos, pero con todo hay gente suficiente para abarrotar la pequeña explanada ante al Museo de Abánades. En un silencio emocionado el alcalde descubre la placa que en adelante lucirá la fachada y que exhibe una leyenda de sencillez casi estremecedora: “En recuerdo de todos”.
Acto de clausura de las III Jornadas frente al Museo Histórico Municipal de Abánades.
Fotografía de Jorge Fernández Bricio.


¿Quiénes son esos “todos”? Los presentes pueden contextualizar sin tener que leer el resto de la inscripción, ya que ante sus ojos una formación de soldados republicanos presenta solemnemente armas junto a una formación de soldados nacionales. La escena da un impactante contrapunto marcial al pequeño acto y de alguna manera no deja de suponer cierto epílogo a un episodio que, como recuerda la placa, sucedió hace 75 años en estas mismas riberas del Tajuña.
Miembros de la 70 Brigada Mixta del Ejercito Popular antes del asalto a las posiciones enemigas.
Fotografía de Javier Marquerie.
El 31 de marzo de 1938 tres divisiones del IV Cuerpo del Ejército Popular acometen en torno al eje orográfico del río una ofensiva para romper el frente, atacando en dirección a Sigüenza y Alcolea del Pinar y tratar de profundizar hacia Ariza. Es una apurada maniobra en auxilio de las fuerzas republicanas que en ese momento se baten en retirada en el vecino Aragón. Conseguirán romper las líneas y avanzar varios kilómetros, pero la falta de recursos y la determinación del adversario no permitirá mayor ganancia territorial, aunque se consigue el objetivo de fijar abundantes fuerzas enemigas. Hasta el 18 de abril se combate salvajemente entre Abánades y Riba de Saelices, sumando en torno a 7.000 bajas. Pese a esta escalofriante cifra y la magnitud de las fuerzas enfrentadas –prácticamente un cuerpo de ejército por bando- la ofensiva del Alto Tajuña es uno de los episodios más eclipsados de la Guerra Civil.

La artista Natalia Mellado llenó de copla y pasodoble la noche del sábado.
Fotografía de Javier Marquerie.
Aquella “Batalla Olvidada” hoy da nombre al proyecto de desarrollo y recuperación patrimonial que enmarca las “III Jornadas de Promoción Histórico Cultural del Alto Tajuña” en las que tiene lugar el acto del descubrimiento de la placa, y algunas cosas más. La programación da tanto para complacer a los interesados por la historia como para animar el cotarro a los vecinos de Abánades y a todo el que quiera acercarse a este encantador rincón del Tajuña: conferencias, muestra de cortos, café cantante con baile y concurso de trajes de época la noche del sábado, concurso de fotografía, paellada de hermandad y, por supuesto, la recreación de combates entre nacionales y republicanos… esta vez incruenta.

El arqueólogo Álvaro Falquina durante la conferencia sobre la "Arqueología de la Batalla Olvidada".
Fotografía de Javier Marquerie.
La iniciativa de “La Batalla Olvidada” como proyecto surgió hace tres años, al albur de las primeras excavaciones arqueológicas que el CSIC llevó a cabo en el Cerro del Castillo. Esta escarpada loma que parece envolver el escueto caserío de Abánades tuvo protagonismo táctico en los combates al ser la posición más avanzada del Bando Nacional en el sector y, por lo mismo, sólidamente fortificada. Así las excavaciones dieron buenos resultados en términos científicos, pero sobre todo pusieron en contacto y complicidad a los arqueólogos, el Ayuntamiento y la asociación Frente de Madrid, en la finalidad compartida de recuperar el patrimonio histórico de la zona y dinamizar su divulgación. A esta triada inicial se uniría poco después la Asociación de Amigos de los Espacios Históricos de Abanades, entidad de iniciativa social nacida para canalizar la participación ciudadana en el proyecto. Al éxito de las primeras jornadas de 2011 sucedió una segunda edición y, este año, la tercera.

Texto de Miguel Ortego Agustín
 
Pareja ganadora del I Concurso de Trajes de Época celebrado durante el II Café Cantante.
Fotografía de Javier Marquerie.





miércoles, 19 de junio de 2013

La lucha por las tierras altas

Fotografía de Javier Marqueríe

En 1938 la Guerra Civil Española entra en su segundo año, el que va a suponer el punto de inflexión por la supremacía entre los dos bandos. Tras una serie de reveses militares que han mermado los recursos y la moral de las armas republicanas, a principios de marzo se inicia una amplia ofensiva en Aragón con la que los Nacionales quieren alcanzar el Mediterráneo y cortar la República en dos. Pero el Ejército Popular dista de estar derrotado, tenaz y sufrido trata de salir de las cuerdas resistiendo sobre el terreno y con maniobras de flanco para contrarrestar el esfuerzo principal del enemigo. Así a finales de marzo el Mando Supremo del Ejército de Tierra dispone que el IV Cuerpo de Ejercito, dirigido por el Mayor de Milicias Cipriano Mera, actúe ofensivamente en Guadalajara a fin de ayudar al Ejército del Este. El plan de operaciones contempla atacar en dirección a Alcolea del Pinar y Sigüenza y, profundizando hacia Ariza, cortar las comunicaciones con Molina de Aragón, algo que si sale, comprometería muy seriamente todo el frente alcarreño-aragonés para los Nacionales. En la última semana de marzo se concentra en el Alto Tajuña la Agrupación de Maniobra que llevara a cabo la ofensiva con las divisiones 5ª, 6ª y 14ª del Ejército Popular. Mientas la 5ª División ataca la Cabeza de Puente de Abánades, corresponde a la 14ª División romper el dispositivo enemigo del extremo oriental de la maniobra, a lo largo de los 15 km comprendidos entre la Ermita de Sta. Catalina y el río Ablanquejo. Será un hueso duro de roer para las 70 y 98 Brigadas Mixtas (BM), encargadas de tomar las alturas que los nacionales han fortificado en torno a Sotodosos y Riba de Saelices. Al otro lado del frente la 75ª División que manda el General los Arcos ha sido prevenida de un inminente ataque, pero no de la magnitud del mismo... ni la determinación con que va a llevarse a cabo.  
Fotografía de Javier Marqueríe

La ofensiva no comienza con demasiado buen pie en el sector oriental. La infiltración nocturna que había planificado el Estado Mayor Central no es posible ante unas defensas enemigas mucho más compactas que las descritas por los informes de inteligencia y la operación no comenzará hasta las 07:00 horas, perdido ya el factor sorpresa. Así, mientras la 98 BM ocupa Ribarredonda y consigue avances limitados sobre sus objetivos, firmemente defendidos por el 2º Batallón de Simancas, la 70 BM sufre un duro varapalo ante sólidos fortines protegidos por tres líneas de alambradas, con un estudiado plan de fuegos. Desde el 20 Batallón de San Quintín y el 183 de la Victoria baten implacablemente con armas automáticas toda posible vía de infiltración. Los Nacionales mueven de inmediato sus reservas más próximas y el sector es reforzado con la Bandera de Falange Orense, a la que no tardan en unirse los Batallones 277 de San Fernando y 2 de Milán. La compañía de tanques que debía apoyar el avance sobre las posiciones de Puntal del Abejar y Mocasilla “se despista” dejando a la infantería republicana sin más recursos para romper las alambradas que su propio coraje, al que no va a la zaga el de los defensores. Pese al derroche de valor de los atacantes y al eficaz fuego de su artillería, los reiterados asaltos se estrellan una y otra vez contra las fortificaciones. Para la 70 Brigada Mixta la jornada concluye sin haber alcanzado ningún objetivo y con un 15% de bajas, entras las que se cuentan numerosos comisarios y mandos, como el Mayor al mando del 278 Batallón, abatido cortando con sus propias manos las alambradas al frente de sus hombres.
Mejor van las cosas en el sector occidental. Pese a que la operación ha comenzado a las 15:00 h, demorada 12 horas por una reorganización del orden de despliegue, se progresa rápidamente. A las 16:00 h la 2ª BM conquista Cerro Blanco y Vértice Cerro y una hora más tarde Cerro Rojo. La pérdida de estas alturas sobre Abánades complica mucho a los Nacionales la defensa del resto de posiciones al otro lado del río, donde el I Batallón de Gerona se pega al terreno como puede. La mañana del 1 de abril se toma la cota 1.118 al sur de Abánades y fuerzas de la 39 BM combaten por las posiciones de Lastras y El Rondal. A última hora de la tarde, la 2ª BM se hace con Lastras y, ya en noche cerrada, con el Rondal. La Cabeza de Puente de Abánades ha caído y la 5ª División republicana entra en el pueblo.  
Fotografía de Jorge Fernández Bricio

En el sector oriental la nueva jornada es más propicia para el Ejército Popular y mientras la vapuleada 70 BM se lame las heridas, a las 14:00 la 98 BM ha conquistado los vértices “Calabazas”, “Millán” y “Montecillo”, así como otras cotas estratégicas en torno a los mismos.

En Abánades, el Batallón 268 de San Fernando que acude desde Renales se sitúa en el “Castillo”, aún no ocupado por los republicanos, pasando a ser la posición más avanzada de los Nacionales en el sector. Sobre él apuntalan una línea enlazando las posiciones que aún conservan sobre el Tajuña, mientras con las reservas de las vecinas 73 y 74 divisiones se acometen los primeros contraataques el 2 de abril y la 2ª y 39 BM se distribuyen la defensa de las posiciones conquistadas. Ese mismo día, la 70 BM vuelve a la carga sobre el Puntal del Abejar. Tras un intenso duelo artillero, y pese al renuente apoyo de los tanques –el oficial de carros alega haberse quedado sin municiones y es amenazado con ser pasado por las armas si no acompañan a la infantería–, se consigue romper las alambradas y tomar uno por uno los fortines del Puntal del Abejar, que a las 11:30 h está ya en manos republicanas, mientras el ataque prosigue hacia la Molatilla, tomándose a las 19:30 h la cota 1.206. El día 3 a las 19:00 h se toma el vértice Molatilla, que es rebasado; y el día 4 los esfuerzos se concentran sobre la Mocasilla, pero la 2ª BM no enlaza con el flanco izquierdo de la 70, que no puede así completar el envolvimiento del último baluarte de los nacionales en las tierras altas. También el apoyo de los tanques, que siguen consumiendo demasiado rápidamente sus municiones, vuelve a ser deficiente, hasta el punto que el comisario del 280 Batallón ejecuta de dos tiros al teniente de carros en mitad del combate por “cobardía ante el enemigo” y, para colmo, la aviación nacional irrumpe con 40 trimotores paralizando las operaciones, pese a lo cual los republicanos ocupan a mediodía los fortines de las cotas bajas. El día 5, tras una preparación artillera y con un apoyo más resuelto de los tanques, el 280 Batallón se infiltra por la retaguardia de la Mocasilla y toma el fortín principal de la vertiente este, aunque los nacionales retienen los últimos bastiones en el vértice. 

Fotografía de Jorge Fernández Bricio

En el sector de Abánades también han sido tres días de durísimos combates. La 66 BM refuerza a las baqueteadas 2ª y 39, revitalizando el avance hacia Cortes de Tajuña y Luzaga, que progresa varios kilómetros. El 20 Batallón de San Quintín, el 267 de San Fernando y el 266 del Serrallo se clavan al terreno y son envueltos sufriendo graves pérdidas. El mando de la Agrupación de Divisiones de Soria se las ve y se las desea para que una ruptura en profundidad de los republicanos no conduzca al desmoronamiento general del frente, pero el Ejército Popular ya ha llevado a cabo su esfuerzo máximo. El desgaste, las elevadas bajas y la falta de reservas paralizan la progresión y el 6 de abril las fuerzas republicanas pasan tácticamente a la defensiva, fortificando febrilmente sus posiciones.

Los nacionales también han consumido sus reservas divisionarias, pero reciben abundantes refuerzos de otros frentes. Llegan al Alto Tajuña unidades de choque como la 152 División Marroquí del General Rada, la 2ª Brigada de la 61 División de Navarra del General Muñoz Grandes, al mando del Teniente Coronel Esparza, trasladada desde el frente del Cinca y la Brigada Pueyo de la 18 División, integrada por fogueadas tropas africanas procedentes de la Ciudad Universitaria. Los republicanos relevan a sus brigadas unidades más castigadas y la 138 BM -que guarnecía inicialmente el sector- releva en el sector de Abánades a las exhaustas 2ª y 39, mientras en el sector oriental la 28 y 75 BM toman el lugar de la 98 y la 70 –esta última con un 50% de bajas–. Los nacionales pueden ahora contraatacar con neta superioridad de medios y quieren recuperar las tierras altas. La lucha será especialmente dura en Vértice Cerro, férreamente defendido durante tres días por el 550 Batallón ante la I Bandera del Tercio y otras unidades de choque, así como en el sector oriental, donde los nacionales están decididos a arrebatar a los republicanos los valiosísimos observatorios conquistados, para lo que el 16 de abril lanzan una contraofensiva con cinco batallones y abundante apoyo artillero y aéreo sobre las posiciones que defiende la 28 BM. Los nacionales recuperan las posiciones de Mocasilla, Molatilla y cota 1.206, pero no el Puntal del Abejar, donde el 109 Batallón cumple a rajatabla la orden de defender la posición “hasta el sacrificio”.

Finalmente, el 18 de abril el frente se estabiliza en un trazado  algo más convexo hacia el norte, la magra ganancia de los republicanos tras casi tres semanas de combates. La “Batalla Olvidada” había terminado tan súbitamente como empezó, pasando a ser una de las operaciones más eclipsadas de la historia de la Guerra Civil pese a la magnitud de los combates y fuerzas implicadas prácticamente un cuerpo de ejército contra otro– y las más de 7.000 bajas sufridas entre ambos bandos.

Texto de Miguel Ortego Agustín

Fotografía de Jorge Fernández Bricio