Asociación de Amigos de los Espacios Históricos de Abánades

Asociación de Amigos de los Espacios Históricos de Abánades - Museo Histórico, C/ Puente de las Eras, Nº 5, 19432 Abánades (Guadalajara) España.

miércoles, 15 de mayo de 2013

Recordando La Batalla Olvidada

Buenaventura Leris, a la izquierda, junto a sus compañeros de la 138 Brigada Mixta.

Una posible sinopsis de las operaciones en el Alto Tajuña en marzo y abril de 1938

El II año de la Guerra Civil Española, 1938, no comienza de forma muy halagüeña para la II República. La terrible Batalla de Teruel ha concluido en enero con un balance desalentador para el Ejército Popular, que ha sufrido un durísimo desgaste, sobre todo en sus mejores unidades. Los Nacionales ven la oportunidad de recuperar la iniciativa en la contienda y lo van a plasmar operacionalmente en Aragón,  territorio que es la bisagra estratégica entre las dos zonas en que sigue dividida la Península. Así a la ofensiva del Valle del Alfambra en febrero la sucede al mes siguiente una de carácter general que, a través del Bajo Aragón, busca abrirse paso hasta el Mediterráneo para partir en dos el territorio republicano. El Ejército Popular trata de salir de las cuerdas combinando la resistencia a ultranza sobre el terreno con acciones de maniobra para contrarrestar el empuje adversario distrayendo fuerzas y  recursos de su esfuerzo principal. A finales de marzo el IV Cuerpo del Ejercito Popular recibe órdenes del Estado Mayor Central para actuar ofensivamente en el Alto Tajuña, comprometiendo así el flanco occidental del avance enemigo en Aragón. A este fin se constituye una agrupación de maniobra con las divisiones 5, 6 y 14 a las órdenes del mayor de milicias Cipriano Mera para romper las líneas Nacionales y avanzar en profundidad hasta cortar la carretera de Aragón a la altura de Alcolea. Después… ¡quien sabe! quizá desequilibrar el frente alcarreño-aragonés amenazando Molina de Aragón.

Se asigna a la 5ª División avanzar sobre Abánades, situado por la orografía del terreno en la línea natural de progresión hacia Alcolea, donde los Nacionales cuentan con una cabeza de puente fortificada al otro lado del Tajuña y sólidas posiciones en las zonas altas.  Será un hueso duro de roer para la 2ª y 39 Brigadas Mixtas, encargadas de llevar a cabo el ataque.

Tras un retraso de 12 horas en el que ha sido necesario reorganizar los escalones del despliegue republicano, la operación comienza a las 15:00 h del 31 de marzo. A las 16:00 h la 2ª BM ha logrado conquistar Cerro Blanco y Vértice Cerro y una hora más tarde toma también Cerro Rojo (Majada Alta). Los defensores del Batallón de Gerona de la 75 División del general los Arcos no se ven sorprendidos por una acometida sobre la que su servicio de inteligencia les había prevenido, pero si por la contundencia y determinación con la que el Ejército Popular la lleva a cabo que le ha llevado a dominar ya parte de las alturas sobre Abánades, haciendo muy delicada la defensa de las posiciones al otro lado del río donde los nacionales tratan de pegarse como pueden al terreno.  La mañana del 1 de abril cae la cota 1.118 al sur de Abánades y fuerzas de la 39 BM combaten duramente por las posiciones de Lastras y El Rondal  durante todo el día. A última hora de la tarde un batallón de la 2ª BM  se hace con Lastras, tomando el Rondal  ya con noche cerrada. La Cabeza de Puente de Abánades ha caído y las tropas republicanas entran en el pueblo y continúan avanzando. Los Nacionales reorganizan como pueden sus fuerzas arrolladas y  consiguen apuntalar una línea de contención sobre el Tajuña con las posiciones que aún conservan apoyada en el Castillo de Abánades, que han ocupado efectivos del Batallón de San Fernando 268, como posición avanzada. Con las reservas divisionarias de la 75  y también de la aledaña 74 División se acometen los primeros contraataques y el 2 de abril la 2ª y 39 BM se distribuyen el sector para defender las posiciones recién conquistadas.

En el sector oriental de la ofensiva la legendaria 14 División también avanza y lo hombres de la 28, 70 y 98 BM  conquistan Ribarredonda y las alturas de Vértice Calabazas, Vértice Millán y el Puntal del Abejar, progresando hasta la Molatilla pese a las elevadísimas bajas que han supuesto la solidez de las fortificaciones enemigas y el empeño de sus defensores.

La ofensiva republicana ha roto ampliamente el frente y el mando de la Agrupación de Divisiones de Soria y el Ejército del Centro se las ve y se las desea para evitar que el enemigo explote el éxito de la ruptura y progrese en profundidad dando pie a un desmoronamiento general. Consumidas las reservas divisionarias se empieza a trasladar tropas de otros frentes con la mayor velocidad que permite su red logística. En esta desesperada carrera de refuerzos llegarán al Alto Tajuña, entre otras unidades de choque, la 152 División Marroquí del General Rada y la 2ª Brigada de la 61 División de Navarra del Coronel Muñoz Grandes, bajo el mando del Tte. Col Esparza.

El mando republicano no quiere perder la iniciativa y valorando que el nuevo dispositivo enemigo en el sector de Abánades, hace poco viable la carretera de Renales y la progresión por el flanco izquierdo del avance, disloca su sistema de fuerzas para atacar hacía Cortes de Tajuña y Sotodosos, a fin de alcanzar Luzaga. Así es trasladada al sector la 66 BM de la 6ª División, que durante los tres días siguientes libra durísimos combates junto a fuerzas de la 2 y la 39 BM avanzando varios kilómetros. El 20 Batallón de San Quintín y el 267 Batallón de Cazadores de San Fernando se baten a la defensiva clavados al terreno y son envueltas por la maniobra republicana, sufriendo enormes pérdidas en bajas y prisioneras, quedando prácticamente desmantelado el 266 Batallón del Serrallo.
El Capitán Doroteo Dueñas Salvado perteneciente 28 Brigada Mixta murió, al frente de su compañía,  defendiendo la posición del Puntal del Abejar en Sotodosos.

Las bajas republicanas son también cuantiosas y el ímpetu del avance languidece progresivamente por el lógico desgaste y la ausencia de reservas con que alimentarlo para seguir explotando la ruptura. Los Nacionales si reciben refuerzos, algo en lo que la ofensiva republicana parece haber cumplido su objetivo de atraer y fijar el mayor número posible de fuerzas enemigas, aunque ahora hay que resistir su empuje. En el sector de Abánades la 138 Brigada Mixta de la 33 División releva los días 5 y 6 de abril a las exhaustas 2ª y 39 BM que habían llevado el peso de los asaltos. El día 6 las fuerzas republicanas pasan tácticamente a la defensiva, fortificando febrilmente sus posiciones, es el punto de inflexión. Los Nacionales se reorganizan con abundantes refuerzos y se lanzan resueltamente a recuperar el terreno perdido. El 550 Batallón de la 138 BM quedará en el centro del dispositivo de defensa que es Vértice Cerro y durante tres días inacabables, hasta el 8 de abril, resistirá con coraje los continuos y valerosos asaltos de la I Bandera de la Legión. el 3 Batallón de Arapiles y otras unidades de choque nacionales, bajo el machaque constante de la artillería y la aviación. Los combates llegan a las alambradas y algunas posiciones avanzadas cambian varias veces de manos en los lances del combate, pero los defensores consiguen mantener la línea alcanzada y conservarla hasta el final de la guerra.

En el sector oriental los contraataques encuentran la misma tozudez defensiva de la 28 y 75 BM que han sustituido a las machacadas 98 y 70, esta última con casi un 80% de bajas. Pero los Nacionales están decididos a recuperar los puntos altos que constituyen valiosísimos observatorios y preparan ya no un contraataque, sino una contraofensiva en toda regla que dará comienzo el 16 de abril. Cinco batallones con abundante apoyo artillero y aéreo se lanzan contra las posiciones que defiende el 109 Batallón de  la 28 Brigada Mixta. Los Nacionales consiguen recuperar la Molatilla y la cota 1.200, pero no alcanzan  su objetivo táctico del Puntal del Abejar, línea de resistencia que se ha ordenado “defender hasta el sacrificio”. La orden se cumpliría al pie de la letra,  quedando las posiciones en manos republicanas hasta el fin de la guerra.

Miguel Ortego Agustín